¡BIENVENIDOS A LA ERA DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL!

¡BIENVENIDOS A LA ERA DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL!

Quiero comenzar esta vez, al igual que en mi columna de la edición anterior, haciendo referencia a que estamos viviendo una época sin precedentes, la cuarta Revolución Industrial o la Revolución Digital, que está cambiando de forma dramática la forma en que interactuamos, trabajamos y vivimos.

En esta ocasión quiero referirme al apasionante desafío, que tienen las empresas de tomar ventaja sobre las posibilidades que brindan estas nuevas tecnologías digitales, para apalancar sus respectivos negocios, donde el foco en mejorar la experiencia del cliente de manera sustantiva es fundamental, aquí es donde entra el concepto de Transformación Digital.

Para dimensionar la potencia que tiene la digitalización en las empresas, quiero utilizar una analogía que ocurrió en el siglo XVIII durante la transición de primera a la segunda revolución industrial. En esa época todas las plantas productoras utilizaban fuentes de energía fija, tales como: el agua y el carbón, lo que traía consigo restricciones muy importantes, las cuales fueron “problemas resignados” por décadas. Al requerir agua para mover ruedas de agua y generar el movimiento de las máquinas, las fábricas tenían que estar ubicadas cerca de los ríos. Además, todas las máquinas estaban conectadas a una única línea motriz en la fábrica, que era alimentada por la rueda de agua, el proceso de producción estaba diseñado en una secuencia determinada, donde una persona entregaba el trabajo al siguiente, y así sucesivamente. Debido a esto, las fábricas se construían largas y angostas, lo que generaba restricciones en la organización de las máquinas, lejos de una distribución de ubicación óptima para el proceso. Y finalmente, la última restricción era que la capacidad de producción de las fábricas estaba limitada por el caudal de los ríos.

Hubo un cambio muy importante alrededor del comienzo del siglo XIX, cuando surgió una gran innovación: la electrificación. La electricidad trajo consigo los motores eléctricos y como fuente de energía podía estar en cualquier lugar, lo que eliminaba todas las restricciones que tenían las fuentes fijas de energía, como el agua. Las fábricas podían ubicarse en cualquier lugar, podían organizar diferentes piezas de trabajo en diferentes órdenes, optimizando todo el proceso y también el tamaño ya no era una limitación. El surgimiento de la electricidad planteó un verdadero desafío para las empresas que construían fábricas, ya que no sabían cómo pensar de esta nueva manera para sacarle provecho a todos los beneficios que traían los motores eléctricos. Seguían diseñando las fábricas de la misma manera, incluso al usar motores eléctricos, las fábricas continuaban ubicándose junto a los ríos en vez de lugares más estratégicos (para optimizar la cadena de suministro, por ejemplo). Las máquinas aún se disponían en línea, perdiendo la oportunidad de utilizar nuevas configuraciones que permitieran optimizar todo el proceso, ¿puedes adivinar cuánto tiempo les tomó aprovechar los beneficios de esta nueva tecnología? Es increíble, pero tomó cerca de 50 años para que las empresas aprovecharan los beneficios que traían los motores eléctricos, a pesar que la tecnología ya estaba disponible, aquí nos encontramos con una de las principales causas que dificultan las transformaciones digitales: la voluntad del cambio humano.

Si la electrificación fue transformativa, pues permitió levantar las restricciones fundamentales de la producción, la digitalización lo es mucho más todavía, ya que permite levantar las restricciones fundamentales de prácticamente todos los dominios de la estrategia de un negocio.

Esta historia nos muestra que no son las nuevas tecnologías las que generan el cambio, sino que es la “voluntad de cambiar” de las personas. Es por esto que la transformación digital no tiene que ver sólo con tecnología, sino mucho más con estrategia, cambio de cultura y modelos de negocios. Para lograr aplicar la tecnología debemos ser capaces de desafiarnos, botar paradigmas y supuestos arraigados.

Cabe destacar, que la transformación digital no es: inteligencia artificial, robótica, blockchain, sino que se refiere al proceso de cómo poner la tecnología a nuestro servicio, y así cambiar la forma en que las empresas operan, ofrecen productos y servicios a sus clientes.

Hay muchísimas empresas que nacieron en la era predigital y que están experimentando este proceso. Sin embargo, muchas no logran mantener su competitividad y desaparecen. Una de las principales razones por las que la transformación digital puede ser un desafío para las empresas, es que implica cambios significativos en la forma en que se hacen las cosas. Para implementarla, las empresas deben cambiar la forma en que piensan, trabajan, se relacionan con los clientes y se estructuran internamente. Esto puede ser difícil para aquellas que tienen una cultura enraizada, procesos rígidos y establecidos.

Otro desafío que enfrentan las empresas durante esta era digital, es la competencia. La tecnología ha hecho que sea más fácil para las empresas nuevas entrar en el mercado y desafiar a las empresas existentes. Las organizaciones que no se adaptan rápidamente a los cambios tecnológicos, estas pueden quedar rezagadas en términos de innovación y perder cuota de mercado frente a competidores más ágiles y digitales, tal como le ocurrió a la exitosa cadena de arriendo de películas y videojuegos, Blockbuster. La irrupción de los videos en línea y descarga de películas hizo que el modelo de negocios de Blockbuster se desvaneciera, dado que no supieron o más bien, no quisieron adaptarse al cambio.

Casos como el anterior nos muestran que las reglas de negocio están cambiando rápidamente con las tecnologías digitales, amenazando, transformando los modelos de negocios y procesos de muchas industrias. La experiencia muestra que la transformación digital ocurrirá en todo tipo de negocios y distintos rubros, es sólo cuestión de tiempo.

Ya son muchos los casos de empresas nativas que nacen con modelos de negocios disruptivos, representan una competencia asimétrica a empresas ya establecidas con modelos de negocios tradicionales, por ejemplo: Uber disrumpiendo la industria de taxis, o Airbnb revolucionando la industria hotelera y así cada vez vemos más ejemplos de empresas que, utilizando las bondades de la tecnología, generan nuevos modelos de negocios que son capaces de capturar valor con propuestas excepcionales para los clientes.

A pesar de estos desafíos, la buena noticia es que las empresas predigitales no están condenadas a extinguirse, porque en definitiva la transformación digital presenta una gran oportunidad para transformarse. La invitación es, más allá de invertir en tecnología, generar la voluntad de abrazar el cambio, estar abiertos a desafiar paradigmas, cuestionar los modelos de negocios actuales, trabajar fuertemente con las personas y poner las tecnologías digitales al servicio de generar una propuesta de valor excepcional al cliente.

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