Cuando alguien usa colores que complementan su tono de piel, cabello y ojos, puede mejorar su apariencia general, haciendo que se vea más saludable, vibrante y atractivo. Por otro lado, si una persona usa colores que no le favorecen, puede hacer que su piel se vea apagada o cansada, o que sus rasgos faciales se acentúen de manera negativa.
Usar los colores adecuados también puede mejorar la confianza de una persona y su autoestima, ya que se sentirá más cómodo y seguro al vestir ropa que sabe que le queda bien. Por lo tanto, conocer los colores que se adaptan a cada persona es muy importante para ayudar a que se sientan bien consigo mismas y que proyecten la imagen que desean transmitir.
Ahora la pregunta es ¿Cómo sabemos cuáles nos quedan bien y cuáles debemos evitar? Lo ideal es hacer una colorimetría con una asesora de imagen profesional, pero también se puede realizar en tu casa con tu ropa.
Antes de comenzar, la piel debe estar limpia, sin maquillaje, sin joyas e ideal con luz natural. Ponerse en frente a un espejo. Elije algunas prendas de tu clóset y ponelas una por una cerca de tu rostro. Observa el efecto que produce y compáralo con otros colores. Observa los rasgos del rostro, si tu piel se ve más “amarillenta/cansada”, si tu piel se ve luminosa o pareciera que tuvieras maquillaje. La idea de este ejercicio es entrenar a tu ojo a reconocer los colores que te favorecen. Esto te ayudará a poder comprar las prendas adecuadas.
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