ABRIL CUENTOS MIL
No hay nada más entretenido que dormirse con una buena historia, aquí les dejo una diferente. Una leyenda popular originaria de Guatemala, cuenta la existencia de un caballo mágico que pone a prueba los valores de un niño y que una vez que lo comprueba, decide recompensarlo con favores.
Se llama “El caballo de los Siete Colores” y cuenta de un honrado campesino que vivía, de su huerto de verduras, con sus tres hijos a los pies de una montaña. Una noche Don Isidro, el campesino, escucha un fuerte estruendo y relinchos por lo que decide armarse y salir a revisar junto a sus hijos. Se encuentran, en su huerto, con una manada de caballos salvajes hermosos. Todos de diferentes colores pero uno destacaba del resto porque tenía el pelo con siete colores distintos.
Don Isidro dispara para disuadirlos y los caballos no se asustan porque eran mágicos y las balas no les hacían daño. Los caballos habían pisado y habían destrozado toda la huerta de nuestro buen hombre. Don Isidro desesperado para que esto no vuelva a suceder, le pide a su hijo mayor vigilar la noche siguiente. Sin embargo, el muchacho no logró mantenerse despierto debido a las “adormideras”, flores nocturnas que liberan un aroma que induce el sueño profundo. Los caballos llegaron nuevamente y destrozaron lo sembrado.
A la noche siguiente y culpando al hijo mayor de dormilón, Don Isidro manda al segundo hijo. A este le pasó exactamente lo mismo. Sin más remedio, el campesino manda al menor, ya sin mucha esperanza. El chico fue más astuto y llevó una hamaca para colgarla de los árboles y polvos pica-pica para no quedarse dormido y le resultó. Vio llegar a los caballos y decidió atrapar al más lindo, al de 7 colores. Lo laceó por el cuello y al acercarse a él, el caballo le habló. El chico le explica que él y su familia vivían de ese huerto, que si al venir él con su manada todas las noches se lo destrozaban y no podrán subsistir. El caballo arrepentido le pidió que lo dejara huir y a cambio le arreglaría el huerto prometiéndole no venir más. El niño que tenía un corazón bondadoso accedió y el caballo empezó a cantar una dulce y mágica canción: “Piedras blancas, piedras lisas, Ojos de alcaraván (Queltehue). Aquí se levantarán las mejores hortalizas”. Las plantas comenzaron a crecer más grandes y fuertes que antes. El caballo agradecido le dijo al niño que siempre que lo necesitará estaría a su lado y se fue.
Al día siguiente Don Isidro no podía creer lo que veían sus ojos y felicitó entusiasmado a su hijo. Los otros dos hermanos envidiosos, decidieron irse de la casa. De pena sin sus hijos, el padre se enfermó y al chico le dio pena por lo que fue a buscar a sus hermanos. Estos al verlo, se lanzaron sobre él y lo tiraron al fondo de un pozo. Desesperado el chico sin saber que hacer, se acordó de su amigo de 7 colores y lo llamó. Vino de inmediato a ayudarlo y lo sacó del pozo. Los hermanos sorprendidos de verlo regresar decidieron hacerlo su esclavo. Mientras tanto en el pueblo cercano se celebraba una competencia con una gran recompensa. El que lograra atrapar montado a caballo una minúscula argolla de oro se casaría con la princesa del palacio. Por supuesto los hermanos se inscribieron en la competencia y dejaron al hermano cocinando y limpiando. Sin embargo el hermano pequeño decide inscribirse igual a escondidas, llama a su amigo el caballo mágico de 7 colores que le hace aparecer una brillante y fabulosa armadura y gana anónima y fácilmente la competencia, se casa con la bella princesa del palacio. Además era tan bueno que decide perdonar a sus hermanos y van a buscar a su padre para vivir todos juntos en el palacio.
Ahora analicemos los valores del cuento. Encontramos el valor de la bondad, de la gratitud, de la honestidad, de la sinceridad, del perdón y de que las promesas se cumplen.
Qué les parece si no solo reflexionamos el cuento con nuestros hijos sino con nosotros mismos, con nuestros amigos, conocidos y lo compartimos para que de alguna manera vayamos generando un impacto positivo, una vuelta al origen y a los verdaderos valores tan olvidados por varios de nuestros políticos, administrativos, miembros del clero y gobernantes entre otros.
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