Este emprendimiento familiar rescata las tradiciones del pasado campesino, maderero y ganadero de estas montañas. Aquí se recrea la vida criolla de hace 100 años, con las costumbres de los colonos del siglo pasado, generando una increíble experiencia con contenido. Los turistas pueden disfrutar de un tranquilo contacto con la naturaleza, con mínima conexión a las tecnologías. En el Cañón del Blanco se puede descansar en el lodge, recorrer la montaña a pie, caballo o bicicleta, llegando hasta los geiseres y barros del toro, para luego degustar comida criolla. Las jornadas terminan en un fogón, con un asado al palo, mate o un vaso de vino sureño, después de un relajante baño termal nocturno.
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