QUIENES SOMOS HOY

QUIENES SOMOS HOY

Hemos sido criados en una sociedad occidental, educada, industrializada y democrática; como plantea J. Henrich (2020) somos altamente individualistas, obsesivos, orientados al control, no conformistas y analíticos. Apuntamos a ser nosotros mismos indiferentemente de los diversos contextos y vemos las inconsistencias de otros como hipocresía en vez de flexibilidad. Nos inclinamos a alinearnos con nuestros pares y las figuras de autoridad, pero estamos poco dispuestos a hacerlo cuando significa un conflicto para nuestras creencias, observaciones y preferencias.

Cuando razonamos tendemos a buscar categorías universales y reglas para organizar el mundo y muchas veces perdemos de vista las relaciones entre las partes. A través de una potente autorregulación postergamos la gratificación, en lo financiero, lo placentero y la seguridad, y algunas veces tomamos placer en el trabajo extenuante al encontrar la experiencia como purificante.

Emocionalmente sentimos culpa y vergüenza por no vivir las expectativas que inspira la cultura y que son al mismo tiempo autoimpuestas. Experimentamos vergüenza cuando nosotros, nuestra familia o incluso nuestras amistades no viven bajo los estándares impuestos por la comunidad. La culpa depende de los estándares personales y la autoevaluación, mientras que la vergüenza se da dependiendo de los estándares sociales y el juicio público.

Nos vemos como únicos, no como nudos de la red social y paradójicamente la interdependencia nos lleva a identificarnos fuertemente con grupos. Y ya que en este mundo podemos no saber quiénes son nuestros primos lejanos o aquellos con vínculos comunitarios, nos identificamos y navegamos a través de instituciones tradicionales. Esto significa conformarse al grupo de pares, la búsqueda de autoridades o maestros, el monitoreo del comportamiento de los cercanos, la distinción aguda de los miembros del propio grupo y la promoción del éxito de la propia red colectiva.

Es por esto y las múltiples obligaciones, responsabilidades y limitaciones impuestas, que las motivaciones de las personas tienden a no estar dirigidas a iniciar nuevas relaciones o conocer a extraños. En cambio, las personas se vuelven “orientadas a la evitación”, para minimizar sus posibilidades de parecer desviados, fomentar la desarmonía, o avergonzarse a sí mismos o a otros.

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María José Cruzat.

Psicóloga Clínica Adultos / @terapiaadultos

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