PROCESO, PALABRA TABÚ EN EL DEPORTE CHILENO

PROCESO, PALABRA TABÚ EN EL DEPORTE CHILENO

A poco más de un año de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos en Santiago y algunas regiones, solo se habla de la infraestructura deportiva y la inquietud por los atrasos en la construcción de algunos recintos deportivos, que albergarán a algunas disciplinas de los más de 9000 deportivas, que vendrán a competir a nuestro país, en el evento deportivo más grande de la historia nacional, especialmente para aquellos deportes que aún tienen carácter amateur y al que vienen realmente los mejores especialistas del continente americano, en desmedro de los deportes profesionales, en que los mejores representantes optan por seguir compitiendo en sus eventos remunerados y las preseas panamericanas no representan un interés significativo para ellos, salvo excepciones, como seguramente ocurrirá con los atletas rentados chilenos que querrán aportar su presencia y calidad a un evento que se desarrolla en casa, por primera vez. 

¿Cuáles son las reales expectativas deportivas de Chile en estos Juegos?, ¿Se está trabajando adecuadamente en la preparación de nuestros deportistas? Vale recordar que el estado chileno invirtió 250 millones de dólares en el último ciclo olímpico, sin obtener ninguna medalla. Italia aportó 49 millones de la moneda norteamericana y obtuvo 49 medallas. 

¿Se ha hecho una evaluación para tomar las medidas correctivas para mejorar el rendimiento? ¿Se están poniendo los huevos en las canastas que verdaderamente tienen opción de procrear polluelos o se distribuye “políticamente” para dejar contentos a muchos?. Veamos algunos ejemplos. 

Hablaremos en general, incluyendo deportes no olímpicos, pero que son ejemplo de un trabajo bien hecho. En los últimos meses, destacan claramente los resultados de Las Leonas del hockey-césped y Los Cóndores del Rugby 15, ambos equipos clasificados por primera vez a un Campeonato Mundial, al que las damas ya concurrieron, con una positiva actuación al lograr dos triunfos y caer ante Países Bajos, que a la postre sería el equipo campeón. Por su parte, Los Cóndores derrotaron a Estados Unidos en una épica remontada en el match decisivo y sacaron, merecidamente, pasajes a Francia 2023. 

¿Qué tienen en común ambos resultados?, Claramente un proceso bien hecho durante años, en que de la mano de destacados entrenadores extranjeros, lograron convencerse de que el único camino llevaba tiempo y que el crecimiento vendría con una planificación seria con objetivos bien definidos. Como producto de ello, ambos equipos consiguieron incorporar a sus mejores jugadores a equipos europeos profesionales, en donde la 

exigencia es mucho mayor, logrando la experiencia necesaria para aparecer en los 

momentos claves, en donde se logra el triunfo. Nada es azar, todo es fruto de un trabajo extenuante y el mérito es compartido por las y los deportistas, cuerpos técnicos y directivos que escogieron y apoyaron pacientemente a quienes lideran estos procesos. 

No es coincidencia de que en los deportes en donde Chile está avanzando, la cabeza técnica es un profesional importado de otro país, como es el caso del español Bienvenido Font en Remo y de entrenadores argentinos en handball y voleyball o búlgaro en pesas, además de cubanos en otras disciplinas. ¿Y los técnicos chilenos?, Solo destaca a nivel internacional, Eduardo Miquel, entrenador de los golfistas Joaquín Niemann y Mito Pereira, que están en la élite del golf mundial y deberían permanecer ahí por los próximos 20 años. Ergo, una de las patas cojas del deporte chileno es la capacidad de sus entrenadores en la mayoría de las disciplinas y ahí las Federaciones Nacionales, el Comité Olímpico y el propio Ministerio del Deporte, tienen una gran y trascendente tarea pendiente. Por ahora, solo algunos brotes verdes, sin siquiera mencionar el paupérrimo rol que se le asigna a las ciencias del deporte. 

La antítesis de todo esto, la representa el deporte más popular, que aborrece de los procesos y busca el resultado inmediato, que pueda darse con un golpe de suerte o con la mala inscripción de un jugador de un equipo adversario, estrujando al máximo a la gloriosa generación dorada que podría convertirse en la generación oxidada, cuando la pregunta clave sería, cómo formamos un equipo competitivo para el Mundial 2026 e incluso para el Mundial 2030, en que insólitamente Chile está intentando postular a ser sede, junto a otros tres países sudamericanos, teniendo escasos clubes con estadio propio, con un estadio principal absolutamente incompatible con estos estándares e incluso uno de los principales clubes del país, mendigando estadios donde poder jugar sus partidos de la competencia local. Bueno, son “cosas del fútbol”, aunque el fútbol da para una próxima columna exclusiva. 

Por: Alejandro Peric Carkovic, Director de Chile Classic @apericc 

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Alejandro Peric Carkovic

Director de Chile Classic @apericc

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