¿Evitar o experimentar las emociones?

Nosotros tenemos una manera de racionalizar, verbalizar y manifestar cosas que puede no ser necesariamente sentirlas. Entonces, las emociones pueden volverse un concepto o una construcción verbal, en vez de una experiencia vivida.

Las emociones fuertes pueden ser amenazantes para las relaciones, lo que nos desencadena el impulso de desconectarnos del afecto, como un moderador de la desconexión social.

Una gran fuente de sufrimiento de la persona moderna es estar separado de sus instintos. Sin embargo, son las emociones un medio en que los instintos se nos manifiestan algunas veces. El evitar estos momentos puede llevar al desarrollo de rituales o estrategias para dejar nuestras emociones a raya o contenidas, lo cual puede traer consigo una desregulación emocional.

Nuestro sistema emocional está básicamente basado en un gran cúmulo de información, lleno de sabiduría. Si paramos constantemente su operación, entonces nos hace falta toda esa información y su proceso puede estancarse, volviéndonos sintomáticos.

Las emociones no son el problema, lo que hacemos con ellas es una cosa diferente. Como terapeuta es importante para mí darles el espacio a mis pacientes para que expresen lo que quieren hacer respecto a una emoción y dejar ir su imaginación. Solo darles el permiso de imaginar la descarga, hace que ellos logren admitirse a ellos mismos cuál es el nivel de emoción que sienten.

Se trata realmente de sacar estas emociones del mundo relacional y comprometernos con el conflicto interior que estas emociones –muchas veces prohibidas por las expectativas sociales- despiertan.

La experiencia emocional no es una verdad segura de los eventos, pero es una búsqueda de esa verdad. Sentir la emoción también viene con un reconocimiento de que tenemos que hacer algo al respecto. Por ejemplo, cuando evitamos reconocer cuán infelices somos en una relación, puesto que si tomáramos consciencia de ello significa que debemos tomar responsabilidad por esa relación y los sentimientos involucrados. Esto nos resulta amenazante y nos asusta. 

Esta confrontación de las emociones es algo que puede desarrollarse. Es como una alfabetización emocional, donde aprendemos cómo leemos y comprendemos nuestras emociones. De manera más simple, y solo para comenzar, podemos abordarlas a través de herramientas cognitivas. Una idea que me gustaría recomendar es que te tomes el tiempo de nombrar esa emoción que te atraviesa, luego gentilmente la observes y así puedas experimentar esa emoción, pero de forma más consciente.

M. Jose Perfil

María José Cruzat 

Psicóloga Clínica Adultos / @terapiaadultos

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